sábado, 5 de mayo de 2012



¿LIBERTAD de EXPRESIÓN?


La respuesta a esta pregunta, a estas alturas de democracia es fácil. SI tenemos libertad de expresión, PERO con LÍMITES. Nadie podrá negar que el estado español se opone a tal derecho, pero los ataques a la libre expresión han cambiado con los tiempos. En épocas anteriores eran más directos, las censuras en prensa, la posición de censores oficiales, en definitiva eran ataques claros que no ocultaban el objetivo del poder de turno. Hoy, en la democracia, todo esto es distinto, las agresiones contra este derecho son más ingeniosas y perspicaces. Atendiendo a acciones implícitas e indirectas.

Una de las herramientas para coartar la libertad de expresión, son las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Quizás nos estemos acercando a ese temido estado policial, donde todo lo que dista de “las grandes convicciones de la época”, es decir, dictámenes del neoliberalismo, debe ser controlado y vigilado. Para ello, utilizan a la policía para que controle y vigile toda alternativa que se realice.

Después de describir este contexto, transmitir como estudiante universitario de la Universidad de Castilla-la Mancha, mi máxima indignación. Los acontecimientos surgieron hace menos de un mes, cuando se convocó una asamblea informativa por una educación pública y de calidad. Donde se expuso las intenciones que quieren llevar a cabo las políticas neoliberales respecto a la universidad. Detallamos la imposición Estrategia Universidad 2015 y las graves consecuencias que contrae dicha imposición. Como por ejemplo, el deterioro de la formación y la investigación, subida de tasas, reducción de becas, y la entrada de la empresa privada a la universidad pública. En definitiva la mercantilización de la misma.

La asamblea tuvo gran convocatoria, los medios de comunicación abordaron la noticia, y en los días posteriores tuvimos repercusión en algunos periódicos. Por parte de los estudiantes y docentes así como personal de la administración tuvimos gran afluencia, puesto que el aforo alcanzó los 250 asistentes.

Al día siguiente de esta asamblea, dos policías vestidos de paisanos, se acercaron al puesto de los conserjes, para preguntar qué había pasado en la asamblea, cuantos asistimos y que decisiones habíamos tomado. Además de pedir una relación de nombres de los convocantes.

En un principio me pareció irrisorio, pero cuando hablamos entre compañeros y docentes vimos lo grave de la situación. Como me exponía un docente “la universidad de Talavera ha estado parada social y culturalmente, muchos años. Y ahora cuando hay movimiento se intenta coartar y vigilar”. Recogiendo estas palabras, vemos que la policía ha tomado un papel de control hacia nosotros, que solo queremos reducir el conformismo social existente y luchar contra las medidas que nos causan graves daños. Lo único que nos encontramos es una vigilancia exhaustiva, y un control hacia unos estudiantes que solo quieren ejercer su derecho a la expresión y a la reunión.  

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