Partiremos de
un marco general y unos principios o pilares por los que debe pasar la
educación social para ser “de calidad”. A modo de síntesis analizaré las
relaciones que subyacen entre dichos pilares y el dinamismo que este proceso
trae consigo. Para realizar el análisis necesario para dar respuesta a esta
pregunta nos apoyaremos en este esquema:
UNIVERSIDAD
ESTADO
profesional práctica sujeto
EVALUACIÓN-EVOLUCIÓN
Para abordar la pregunta, ¿a qué nos referimos cuando decimos calidad en Educación Social? En primer lugar es necesario encuadrar la Educación social desde la universalidad, es decir, como derecho de la ciudadanía, debe llegar a todo el conjunto de la población. El Estado, mediante el conjunto de leyes, instituciones y organizaciones que conforman el Estado de Bienestar, es responsable de cubrir dicho derecho, y encarga de ello a los profesionales de la Educación Social.
ESTADO
profesional práctica sujeto
EVALUACIÓN-EVOLUCIÓN
Para abordar la pregunta, ¿a qué nos referimos cuando decimos calidad en Educación Social? En primer lugar es necesario encuadrar la Educación social desde la universalidad, es decir, como derecho de la ciudadanía, debe llegar a todo el conjunto de la población. El Estado, mediante el conjunto de leyes, instituciones y organizaciones que conforman el Estado de Bienestar, es responsable de cubrir dicho derecho, y encarga de ello a los profesionales de la Educación Social.
El
profesional, debe tener un marco de referencia, que le identifique como tal y
que delimite sus ámbitos y campos de actuación. Esto, en Educación social, se
materializa en el Catálogo de Funciones y Competencias de ASEDES. La profesión
de la educación Social depende en gran medida del Estado y de las leyes que
éste dictamina para dar solución a problemas sociales. Además, las prácticas
educativas se ven afectadas por diversos factores dependientes del estado
también, como la financiación que reciben las instituciones en las que trabajan
los educadores, o el encargo político al que deben atender. Estos son claros
condicionantes del grado de calidad de la educación social.
Por otra
parte, está la práctica individual de cada profesional. En función de la
formación recibida, y de algo que yo llamo el “germen personal” será capaz de
traducir los encargos institucionales en trabajo educativo, o simplemente
actuar como un mero operador. Con esto queremos decir que en última instancia,
depende del profesional el ceñirse a la normativa de la institución, y actuar
como un operador, o intentar jugar un papel de agente doble, entre el campo
delimitado por el marco institucional de la institución en la que trabaje y su
originalidad profesional a la hora de enriquecer el medio para posibilitar un
trabajo educativo. Creo que este es uno de los mayores retos de calidad al que
puede enfrentarse la profesión, y la universidad, juega un papel esencial en
este proceso de mejora de la práctica profesional. Los profesores, deben
posibilitar que los estudiantes desarrollen una serie de competencias y una
capacidad crítica a mi juicio esencial para los profesionales de la Educación
Social. De esta manera, sabrán desarrollar sus funciones desde una ética
profesional y discriminar qué practicas no son legítimas de la profesión,
contribuyendo al proceso de profesionalización de la Educación Social.
En cuanto a
la práctica educativa en relación al sujeto, nos gustaría rescatar los conceptos
de PRAXIS y POIESIS, con el fin de establecer una relación entre estos términos
y mi visión de una educación de calidad. Los conceptos han sido tomados de
Francis Imbert, citado en el libro “Frankenstain Educador” (Merieu, 1998), pero
son términos muy antiguos, Aristóteles ya estableció las diferencias entre
ambos, diferencias que no debemos confundir con contraposición.
La
educación entendida como POIESIS,
significa necesariamente un proceso con un fin marcado, y por tanto el producto
debe ser siempre el mismo, de hecho será evaluado en función de su afinidad al
modelo preestablecido. La actividad educativa cesa cuando se ha conseguido el
objetivo, es un proceso de producción finito. Por último la actividad en sí
solo necesita de la pericia del docente, y sujetos para transformar. Por tanto
es un proceso homogeneizador, de construcción de un modelo preestablecido.
En cambio,
la educación comprendida como PRAXIS,
remite a una acción que no se acaba en sí misma, no finaliza cuando llega a una
meta, por qué no la hay. Aristóteles decía que la PRAXIS no tiene otra
finalidad que sí misma, una acción que perfecciona al sujeto, y que no pretende
transformar al sujeto nada más en lo que él elija. Por tanto la educación
entendida como una acción, debe ser entendida como un camino que no está
trazado, sino que es el sujeto de la
educación el que debe ser protagonista de trazarlo.
En mi
opinión la educación Social debe estar del lado de la praxis educativa, debemos
facilitar al sujeto de la educación a que encuentre su propio camino, es decir,
mediar entre las distintas opciones culturales del entorno y el sujeto para que
éste, mejore sus oportunidades de socialización, promoción y participación
social.
A continuación me gustaría analizar una viñeta
de Francesco Tonucci, que en nuestra opinión, ilustra muy bien la lógica del Sistema
Público de Educación y tiene mucho que ver con los conceptos rescatados de
Merieu. Creemos que nos puede servir como profesionales de la educación, para
aumentar la calidad de nuestras prácticas.
En nuestra opinión, gran parte de este fenómeno tiene que ver con la globalización, afecta
al sistema educativo y a las prácticas socioeducativas, pero no entraré a
analizar cómo afecta la globalización a los procesos educativos, ya que este
análisis se convertiría casi en una tesis doctoral. Por esto establecía este
paralelismo entre la viñeta de Tonucci y nuestra visión de la educación. Intenta
hacer de nosotros individuos homogéneos aptos para circular por el sistema de
producción establecido. Como podemos ver en la viñeta todo el que se sale de
éste producto final es desechado, separado. No se valora la peculiaridad del
mestizaje de las identidades, sino que todo lo contrario. El objetivo es llegar
a una sociedad homogénea en la que ningún individuo destaque por ser especial,
diferente, sino que todos pasen desapercibidos, que no pierdan el tiempo,
tienen mucho que producir y consumir.
Por último,
y para finalizar el análisis, nos gustaría destacar que como educadores
sociales, debeos trabajar por cambiar esto, y desde nuestro lugar, debemos
hacer un esfuerzo por dar la oportunidad a los sujetos de la educación de ser
protagonistas de su propia formación, eligiendo su camino, dando forma a su
identidad. Como agentes de la transmisión y transformación tenemos el deber de
conseguir que las nuevas generaciones tengan la capacidad de apreciar lo
positivo de lo diferente. Por otro lado apostamos por la “evaluación como
evolución”, con esto queremos decir que las prácticas educativas deben ser evaluadas,
creemos que es la mejor arma que tiene la educación, para adaptarse a la cambiante
realidad de lo social.
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